HomeFuera de casaSinaloa- El hogar de los huido...
Por Zorayda Gallegos
Fotografías: Enrique Rashide Serrato
Una comunidad entera huyó el día en que unos sicarios amenazaron con quemar el cadáver de un vecino durante su entierro después de matarlo delante de su esposa y sus dos hijos. Unos padres se fueron en cuanto hombres armados y encapuchados llegaron a su pueblo porque temían que sus hijos se convirtieran en hombres armados y encapuchados. Una mujer vio a su marido marchar a caballo una mañana hacia su milpa. Lo buscó un año sin encontrarlo. Tampoco a tres de sus hermanos y a dos de sus cuñados. Entonces ella también se marchó. Todos vivían en la sierra de Sinaloa y todos bajaron por el camino serrano hasta llegar a Villa Unión, el primer municipio a los pies de la montaña. Ahí, desde hace una década, empezaron a construir una comunidad de desplazados.
Lo único que Pedro Labrador conserva de su comunidad, en la frontera entre Sinaloa y Durango, es la vieja camioneta que cambió por su casa para huir. Roque Vargas llegó a Villa Unión con unas pocas prendas de ropa y su nuevo hogar fue un cuarto de 18 metros cuadrados que compartió con su esposa, sus tres hijos, sus tres hijas casadas, sus yernos y sus nietos. A los desplazados les quitaron su raíz, los campos de maíz y frijol, y el gobierno les dio unas pocas despensas, láminas de aluminio y promesas incumplidas.
Los viejos son los que más regresan a sus comunidades, aunque ahora sean pueblos fantasmas, porque prefieren morir en su tierra. Pero muchos permanecen en Villa Unión. Los grandes capos de la droga mueren y son capturados, pero la lucha en la sierra de Sinaloa, uno de los enclaves principales de marihuana y amapola de México, continúa. La elección, muchas veces, es la extorsión, la desaparición y el asesinato en casa o la supervivencia lejos del hogar.